Ocurrió en el canal de Suez, en marzo de 2021. Y algunas compañías todavía reclaman pagos millonarios por daños al negocio.
Con sus elevados pisos de carga, los portacontenedores gigantes semejan edificios gigantescos. Uno de los más célebres que se haya conocido fue el Ever Given, una nave enorme de casi 60 metros de ancho y unos 400 metros entre proa y popa. Pero a este megabuque la fama no le llegó por ninguna proeza comercial, sino por todo lo contrario: hacia finales de marzo de 2021 encalló en el canal de Suez y detuvo el comercio mundial durante prácticamente una semana, al taponar uno de los pasos principales para la navegación comercial del planeta. Y luego hizo falta otra semana para que se recuperara la normalidad en ese paso clave para el comercio marítimo mundial.
Cabe destacar que por el canal de Suez se mueve más del 10% de las mercaderías que se intercambian globalmente por la vía marítima. Y cuando ocurrió lo del Ever Given se calculó que el cierre del paso ocasionaría pérdidas por U$S 10 mil millones al día.
Para dar una dimensión del problema que generó el encallamiento del Ever Given, basta indicar que en el momento más álgido de la crisis llegaron a agolparse casi 400 buques a los lados del canal. Estos buques podrían haber buscado otro camino para llevar sus mercaderías a destino, pero cualquier vía alternativa implicaba una vuelta mínima de 7 mil kilómetros. Algunos se desviaron por el Cabo de Buena Esperanza; pero muchos tuvieron que permanecer a la espera, rezando que el gigantesco Ever Given pudiera ser reflotado, lo que por otra parte constituía una tarea titánica...
Mayor grado de conciencia
Este dramático episodio puso en evidencia la importancia clave de los buques y portacontenedores, y del transporte marítimo en general, para el intercambio global. Esta importancia muchas veces no se reconoce porque el movimiento de mercaderías por mar ocurre “allá lejos y en áreas aisladas”. Pero el episodio del Ever Given lo dejó bien en claro...
Al ser por lejos más económico que la vía aérea, el transporte marítimo mueve entre 80% y 90% de todas las mercaderías que se comercializan en el planeta. Y cuando el megabuque de bandera japonesa paralizó la circulación por una arteria tan clave como el canal de Suez, todo el mundo fue consciente de lo que estaba en juego.
Reclamos y resonancias
En su momento las autoridades del Canal de Suez le exigieron un pago de U$S 465 millones a los dueños del Ever Given. Pero este no fue el único reclamo: de hecho dos años después de este complicado incidente las heridas causadas al comercio internacional aún no cerraron. Por ejemplo la compañía holandesa SMIT, que tuvo un accionar destacado para reflotar la nave, todavía mantiene un litigio con la japonesa Shoei Kisen Kaisha, dueña del megabuque. Y por su parte Maersk todavía exige 40 millones de euros por los retrasos ocasionados a sus naves.
Cuando ocurrió el incidente de marzo de 2021, el Ever Given viajaba de Malasia a Róterdam. Grandes tormentas de arena provocadas por fuertes vientos desviaron la embarcación, que no pudo mantener su rumbo sobre el centro del canal, que es la única parte que tiene la profundidad necesaria como para que transite un portacontenedores del tamaño del Ever Given (cuyo casco desciende hasta unos 16 metros bajo el agua).
Y como era de esperar, lo ocurrido con el Ever Given tuvo sus consecuencias también a nivel de la planificación y las estrategias operativas. Por ejemplo luego del encallamiento los responsables de operar el Canal de Suez se embarcaron en obras para extender un canal paralelo y sumar más profundidad en la parte meridional de la vía. Por otra parte luego de este episodio y de los problemáticos embotellamientos en diferentes puertos que se vivieron durante la pandemia de Covid-19, se comenzaron a repensar las estrategias para la logística internacional y las cadenas de suministro, de forma tal de obtener mayor flexibilidad y resiliencia. Y esto último todavía está en proceso.
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