La pandemia dejó un pesado lastre sobre los precios del transporte de mercaderías a escala global. El escenario y sus consecuencias.
El alza de los fletes a nivel global y las perspectivas poco claras para los costos del transporte marítimo preocupan a los referentes del comercio exterior argentino. Así lo evidenciaron durante un encuentro virtual convocado por Arlog (Asociación Argentina de Logística). Por ejemplo Alejandro Wolf, integrante de la comisión directiva de Arlog y presidente de Yusen Logistics, ofreció su análisis sobre la crisis logística global que se traduce en congestionamientos en los principales puertos del mundo, demoras para que los barcos puedan atracar y un encarecimiento brutal del precio de los fletes.
“Cuando se manifestó el problema del Covid-19 generó un primer impacto en China, lo que a su vez produjo una merma en las exportaciones en todos los países. Posteriormente la crisis se trasladó al continente europeo, posteriormente a Estados Unidos y finalmente a Sudamérica. En ese momento tanto los costos de los fletes como los volúmenes de mercaderías comercializadas experimentaron una caída importante. Pero a continuación se recuperaron los volúmenes comercializados a nivel global –no así en la Argentina- y por lo tanto subieron las tarifas de los fletes, que llegaron a duplicarse. Esta situación se originó a partir de la gran demanda de EE.UU. y Europa, que empezaron a mostrar récords de importaciones desde Oriente”, señaló Wolf.
Cabe destacar que en la actualidad se observa una fuerte concentración de las líneas marítimas –existen siete compañías que manejan el 80% de la capacidad de carga mundial y están presentes en múltiples rutas-. Ante esta situación, “si alguna de estas compañías marítimas entiende que hay una ruta más rentable y eficiente entonces desplaza recursos hacia la misma. “Por ello el mayor flujo de carga hacia EE.UU. provocó una demanda excesiva de contenedores para abastecer esa ruta de mayor importancia”, explicó Wolf.
Particularmente en nuestro país el volumen de productos importados todavía no se recuperó. Esta situación, sumada a la escasez de contenedores para las naves hizo que hubiera que recurrir a la contratación de fletes, lo que hizo crecer las tarifas. “Hoy las tarifas se encuentran en el orden de los U$S 18 mil a 20 mil por contenedor, cuando a mediados de 2020 se ubicaban entre U$S 2500 y 3 mil”, ilustró Wolf.
El representante de Arlog comentó que la expectativa es que tanto la disponibilidad de contenedores como de los servicios se regularice recién en febrero de 2022, aunque eso dependerá de la evolución del mercado y del accionar de las navieras. Algunas de estas últimas ya encargaron la construcción de naves y de unos 3 millones de containers. Pero las primeras embarcaciones recién estarán disponibles para 2023. Con lo cual si la demanda se mantiene en los niveles actuales, “no hay forma de que encuentre respuesta por el momento”, alertó Wolf.
Escenario local
Durante el encuentro virtual también hubo espacio para analizar la realidad nacional. Claudio Zuchovicki, gerente de Desarrollo de Mercado de Capitales de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, compartió su visión el futuro económico de la Argentina y deslizo que el país se encuentra frente a una encrucijada: “¿Apostaremos por un aumento de la producción, o controlaremos los valores de las mercaderías con el programa Precios Cuidados?”, se preguntó. E indicó que aquellas mercaderías a las que se coloca precio máximo, tarde o temprano terminarán por escasear. Con lo cual si se opta por congelar los precios, “el mercado terminará por regular la cantidad y habrá un escenario de desabastecimiento”.
El economista vaticinó que de aquí en adelante nos tocará transitar cuatro meses muy complicados. Pero sugirió que finalmente el país terminará por apostar al incremento de la producción.
Zuchovicki también se refirió a los efectos económicos del Covid-19 e indicó que con la pandemia todas las naciones del mundo se enfrentaron a un brutal parate. No obstante, desde hace unos meses se produjo una apertura a nivel global, “aunque ahora el problema es que no hay stock”.
Con respecto a la Argentina el economista recordó que en 2021 el país recibió US$ 63 mil millones, pero en 2022 no habrá ingresos extra, lo que conducirá a mayores restricciones de importaciones y el país se enfrentará a “un escenario de carencia de insumos, lo que redundará en incremento de la inflación y posible desabastecimiento”. Además el año que viene tocará pagarle al FMI en un contexto de escasez de dólares a nivel país, “lo que complicará aún más la importación de insumos”, completó el especialista en temas económicos.
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