Las restricciones al pago de fletes, y la indefinición en torno a los tiempos y la operatoria, tensa la relación con las casas matrices de las compañías marítimas.
En su afán de recomponer las reservas del BCRA y afrontar el problema de la deuda con el FMI, el gobierno nacional suma restricciones y controles que se concretan alrededor del Sistema de Importaciones de la República Argentina y Pagos de Servicios al Exterior (SIRASE). Estos controles ya de por sí complican la actividad de los operadores de comercio exterior, que tienen que responder a obligaciones contractuales asumidas hace tiempo. Pero además la indefinición en torno a la operativa y los tiempos para poder efectuar los pagos en divisas al exterior suman más inconvenientes.
Las comunicaciones A 7746 y 7771 del BCRA establecieron que se deberá esperar 90 días desde la fecha de prestación del servicio para el pago de los fletes internacionales. Y además se deberá tramitar una SIRASE.
En el contexto de escasez de divisas que afecta al país, desde el gobierno nacional se aduce que las restricciones buscan evitar la salida indebida de dólares y controlar una serie de irregularidades detectadas. No obstante en los hechos este enfoque está generando problemas severos para pagar los fletes tanto de importación como de exportación, y por lo tanto afecta al negocio del comercio exterior en su conjunto.
Perspectivas que preocupan
Si bien para los operadores y agentes de carga esto no provoca necesariamente problemas de confianza con sus contrapartes en el exterior, las importantes demoras en el pago de las obligaciones generan inquietud por un eventual incumplimiento. Y como es natural este marco de incertidumbre lleva a las casas matrices de las navieras internacionales a replantearse la relación comercial con nuestro país y a revisar inversiones previstas.
La trama de restricciones paraliza la actividad y desprestigia a los operadores, que además de no poder responder a obligaciones ya asumidas, reciben penalidades por incumplimientos y demoras y costos extra en almacenamientos y estadías. Además la entrada en vigencia del impuesto PAIS a la adquisición de divisas para importar un conjunto de bienes y servicios engrosa todavía más los costos (teniendo en cuenta, por ejemplo, que al comprar las divisas para girarlas al exterior se deberá abonar una alícuota extra de 7,5% para los fletes internacionales).
Pensar a futuro
Con reglas que cambian constantemente, es difícil construir relaciones sólidas con los socios del exterior. Por ello a futuro es de esperar que se trabaje pensando en la previsibilidad, de forma tal que los operadores locales puedan desarrollar su actividad con normalidad, no pierdan credibilidad y puedan mantener sus estructuras operativas.
Para lograr que el comercio exterior argentino recupere su empuje es necesario establecer reglas que perduren, y aliviar el entramado de regulaciones. De otra manera es difícil que pueda darse un escenario de crecimiento de la actividad y de incremento del saldo exportable, que es lo que está necesitando el país para resolver la falta de divisas y otros problemas.
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