Con el problema de la falta de divisas como trasfondo, ahora llegaron nuevas restricciones para la actividad operativa y financiera del transporte internacional.
El BCRA definió una nueva restricción cambiaria. Esta vez les tocó a las agencias marítimas -y por extensión a las navieras-, que tendrán que esperar 90 días para poder girar al exterior los montos derivados de servicios de transporte y fletes cuyo cobro se realice en el territorio nacional. Es decir que luego de prestado el servicio y haberlo cobrado en pesos, se deberán aguardar tres meses para poder girar las divisas a las compañías de transporte que las hayan llevado a cabo. Durante ese lapso tocará asumir los riesgos cambiarios, en un clima de devaluación marcada e inflación elevada.
Esta nueva normativa complica más el ya complejo escenario para el transporte ligado al comercio internacional argentino, en un contexto en el que cada vez menos líneas y buques muestran vocación por recalar en puertos nacionales. Además es de esperar que esta dilatación en la cadena de pagos encarezca aun más la actividad. Y también que afecte a muchas pymes que les proveen a los importadores o exportadores.
Si eventualmente los responsables de la carga se vieran impedidos de pagar el flete, no habrá forma de que los importadores o exportadores se hagan de los documentos que les permitan entregar o retirar la carga en destino o en origen.
Costos extra
Todo este atolladero seguramente sumará costos adicionales a diversos jugadores que integran la cadena del transporte, por los tiempos que se demore hasta que finalmente se liberen los contenedores. Esto complicará el normal cumplimiento de muchas operaciones de comercio exterior, que como es sabido se pactan con mucha antelación.
La nueva normativa podría hacer que las compañías marítimas ya no quieran cobrar los fletes en suelo nacional, lo que hará menos competitivo al comercio internacional argentino, que tanto a nivel de valor y de volúmenes relativos no supera los del año 2007. Entretanto, vecinos como Uruguay, Paraguay, Brasil y Chile doblaron las cifras de su comercio exterior.