La pérdida de competitividad de las exportaciones nacionales tiene un correlato claro en la caída de su participación de mercado, tanto a escala latinoamericana como global.
Un reporte de la consultora DNI indica que las exportaciones nacionales perdieron 34% de participación en el contexto regional y 30 % a escala global. En 1980 la Argentina aglutinaba casi el 8% del monto total de las ventas externas de América Latina. En 2020 ese índice se ubicó en 5,3%. Durante el mismo lapso la participación a escala global pasó de 0,4% a 0,28%.
Parte de esta merma se explica por el hecho de que el año pasado las ventas externas del país se redujeron tres veces más que la caída promedio del comercio internacional global derivada de la pandemia. No obstante, ya en 2019 el país evidenciaba una merma relevante en su participación (que se ubicó en 5,72% a nivel latinoamericano).
Esta caída del peso específico de las exportaciones argentinas en el contexto regional se potenció durante los últimos 10 años. Los datos del reporte muestran que en 1980 las exportaciones de Brasil y México duplicaban las de nuestro país, en tanto que en la actualidad el primero vende cerca de cuatro veces más, y el segundo siete veces más.
También Perú logró avances comparativos: en 1980 vendía el 45% de lo que exportaba Argentina, en tanto que en 2020 ese indicador se ubicó en 85%. Y el caso de Chile es aún más explícito: en 1980 sus exportaciones rondaban apenas el 60% de las de nuestro país, mientras que en 2020 logró superarlas.
Nuevos motores del intercambio
Otro de los fenómenos que explica la caída de la participación nacional tiene que ver con los motores del intercambio: durante los últimos 10 años los bienes físicos ya no dinamizan el crecimiento del comercio mundial, sino que ese rol quedó en manos de los productos relacionados con la economía del conocimiento –royalties, servicios, patentes, certificaciones, innovación, etc.-.
Lo indican los números: durante la última década las ventas externas de servicios aumentaron un 50%, en tanto que las de bienes físicos solo crecieron un 25%.
El nuevo escenario del intercambio global se está definiendo a partir de un conjunto factores, entre los cuales cabe destacar la mayor incidencia del conocimiento y la tecnología en la cadena de valor, los acuerdos comerciales que ponen más foco en los contenidos que en los aranceles, el incremento tanto de las regulaciones como de la conciencia del consumidor alrededor de temas como la sustentabilidad, la mayor brecha económica entre los países ricos y pobres, los cambios geopolíticos que dan lugar a nuevas alianzas, etc.
El cambio necesario
Según la consultora DNI la Argentina necesita acomodar una serie de factores para lograr el crecimiento de sus ventas externas. En lo que hace a la política internacional debe buscar que el Mercosur se internacionalice –ya que el año pasado fue el bloque comercial que obtuvo el índice de exportaciones/PBI más bajo: alcanzó a apenas el 14.9%, contra un promedio de 33%-.
Por otra parte a nivel interno nuestro país debe “lograr una mayor estabilidad política, aligerar las regulaciones y ordenar las variables macro de su economía”, según indica el informe.
El reporte destaca además que en un contexto en que la economía internacional se vuelve cada vez más exigente y pone el foco en las alianzas entre compañías calificadas, la Argentina deberá mejorar su oferta exportable y sumar más empresas exportadoras –hoy tiene apenas 6.500, menos que Perú, Chile, México y Brasil-. Además el país tendría que facilitar el acceso tanto de las empresas como de los productos nacionales a los mercados externos, mediante la reducción de las trabas burocráticas, las retenciones y la brecha cambiaria.
Por último el informe de DNI sugiere que Argentina deberá avanzar en acuerdos comerciales recíprocos a fin de reducir las trabas externas a sus productos -ya que las mercaderías vernáculas abonan aranceles que superan en un 50% al de países competidores-.