Más importadores acudieron al mercado de cambios tras la autorización de importar alimentos. En paralelo, pocos exportadores se deciden a liquidar al tipo de cambio actual.
Decidido a bajar la inflación, el gobierno implementó una medida clásica del manual liberal: abrir las importaciones. Los alimentos venían resistiéndose a mostrar bajas en las bateas de los supermercados, lo que llevó a las autoridades de Economía autorizar el ingreso de productos del exterior. Pero claro: como era de esperar, esto incrementó la demanda de divisas.
En paralelo se viene confirmando otro fenómeno que también era de esperar: los exportadores se resisten a liquidar divisas al valor actual, al punto que en una semana de temporada alta apenas se liquidaron 500 mil toneladas. De hecho los analistas entienden que algo más del 90% de la cosecha aún no se transformó en dólares. El precio de la divisa no es la única explicación para esta demora en liquidar: en parte esto sucede porque las lluvias demoraron tanto las actividades de cosecha como el flujo de los camiones a los puertos agroexportadores.
Otra situación que sumó tensión es la huelga de los aceiteros, que complicó la llegada de camiones y los granos a los puertos. Y a esto se sumó el paro de los trabajadores del SENASA, que también generó retrasos en el circuito habitual de la actividad exportadora.
Este cúmulo de situaciones llevaron a que el lunes 29 de abril sonara la alarma, cuando el BCRA debió vender U$S 92 millones, su primera venta de divisas en 41 días.
Por ahora la quietud en el precio del dólar mantiene las aguas calmas. Por ejemplo un dato que se destacó es que en marzo, por primera vez en cinco años, se logró un financiamiento neto (cercano a los U$S 560 millones). Pero los analistas también destacan que en realidad el ingreso de esos dólares no es necesariamente un indicador de confianza, ya que en gran medida busca hacer la diferencia con las tasas en pesos y los bonos soberanos.
Comments